7 sept 2009

VIAJES POR EL MUNDO (ESTAMBUL)

Después de una larga, muy larga ausencia, tengo el privilegio de volver a escribir en este blog. Me gustaría inaugurar una sección en la que se hable sobre viajes, lugares mágicos en los que haya estado, o a los que me gustaría acercarme.

Debido a la cercanía de la experiencia (este mismo verano), hoy intentaré acercaros lo más posible a Estambul, sin duda alguna la mejor ciudad en la que he estado.

Istanbul (como dicen allí) es un lugar muy peculiar: es la única ciudad del mundo que se asienta sobre dos continentes (Europa y Asia). Esta convergencia se da en casi todos los aspectos de la ciudad, que así presenta una mezcolanza de cultura, arte e historia de muchas civilizaciones. Probablemente, lo que más sorprenda de Istanbul es precisamente esta diversidad (mezquitas, iglesias, sinagogas, palacios bizantinos, vestigios del imperio romano…)







Por su situación estratégica, Istanbul ha sufrido el dominio de numerosos estados que querían ejercer el control sobre esta zona (la ciudad es lugar de paso obligado hacia el Mar Negro, domina todo el estrecho del Bósforo). La ciudad fue fundada en el 660 a.C. por los Megaraños.

Los colonizadores de Megara habían llegado huyendo de la persecución de los Dóricos. En el 680 a. C. habían fundado la ciudad de Calcedonia (en lo que ahora es la parte asiática de Istanbul). Pero fue en el 660 a. C. cuando, encabezados por Byzas, establecieron el primer gran asentamiento en la zona europea, frente a las ciudades de la parte asiática. En honor a su fundador, la ciudad fue llamada Bizancio. En poco tiempo, la ciudad se extendió por su extraordinaria situación geográfica y su puerto natural muy apropiado para el comercio. En el 513 a. C. pasó a ser dominio persa, en el 407 a. C. cayó bajo el yugo de Atenas, y en el 405 a. C. pasó a manos de Esparta. En el año 227 a. C., los galos que venían de Europa se establecieron en la parte asiática de la ciudad. El Imperio Romano llegó en el 146 a. C. El emperador Séptimo Severo anexionó la ciudad al Imperio.
Posteriormente, el emperador Constantino (después de realizar varias construcciones importantes en la ciudad) la bautizó como Constantinopla, convirtiéndola en la segunda capital del Imperio Romano (año 330). Tras la muerte del emperador Teodosio, el Imperio se dividió y Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio Romano de Oriente (el imperio bizantino).
Bajo el dominio bizantino, la ciudad vivió una época de esplendor. Durante los años 666 a 870, los árabes asediaron la ciudad hasta en ocho ocasiones intentando conquistarla infructuosamente. En el año 1204, la ciudad es invadida y saqueada por los cruzados. Tras haber pasado de nuevo a manos griegas, la ciudad fue conquistada por los Otomanos en el año 1453. Desde entonces, la ciudad pasó a llamarse Istanbul.
Capital del Imperio Otomano, la ciudad siguió creciendo. Durante la Primera Guerra Mundial, los aliados ocuparon la ciudad. Posteriormente, sobrevino la guerra de independencia turca (lucha interna y sobre todo, con los griegos). En 1923, el pueblo turco consigue la independencia, se disuelve el califato, el sultanato y se proclama la República de Turquía. El instigador de estas reformas (y otras tantas, como la moneda, la educación o el idioma) es Mustafa Kemal ‘Atatürk’, que fue presidente hasta su muerte en 1938, y que en Turquía es un héroe nacional (lo más parecido a un dios terrenal). Istanbul ha seguido creciendo hasta nuestros días, a pesar de haber perdido la capitalidad en favor de Ankara.

La parrafada anterior es importante para hacerse una ligera idea de la cantidad de historia que tiene la ciudad. Y así podemos disfrutar contemplando los vestigios que dicha historia nos ha dejado. Istanbul, además tiene una curiosa distribución. Está ubicada sobre varias colinas, lo cual hace que pasear por la ciudad se convierta en un continuo sube-baja lleno de sorpresivas y asombrosas vistas. La ciudad está dividida por una ría a la que se llama ‘Cuerno de oro’. La ría desemboca justo en la confluencia del mar de Mármara con el estrecho del Bósforo. De esta forma, la ciudad está dividida en dos por el Bósforo (zona asiática y zona europea), y a su vez, la zona europea está dividida en dos por el Cuerno de oro.




A continuación, y sin mucho más detenimiento, os muestro algunas maravillas que guarda esta ciudad. Lo increíble es que puedes estar una semana pateándola y aún sigue sorprendiéndote a cada paso. Os animo a visitarlo, que sólo son 3-4 horas de avión y es el lugar más barato de todo el Mediterráneo. Hasta la próxima entrega, os dejo con las imágenes, y espero que os haya gustado.

La mezquita de Santa Sofía, el mayor símbolo de Istanbul. Es difícil decir si es más impresionante el exterior o el interior.







La mezquita de Sultanahmet (o mezquita azul) es famosa por tener 6 minaretes, y rivalizar con Santa Sofía (no en vano, están situadas una frente a otra).







El Palacio Topkapi, residencia de sultanes, y una maravilla erigida sobre el mar.





La cisterna de Yerebatan, un ejemplo de arte funcional, y escenario de varias películas




El palacio de Dolmabahçe, de mediados del siglo XIX, otro ejemplo de arte otomano asombrosamente concebido.





Hay inifinidad de mezquitas, más pequeñas que Santa Sofía o Sultanahmet, pero que son igualmente bellas (la mezquita de Süleymaniye, Rüstempasa, Fatih, la mezquita nueva…)






Gran bazar y bazar de las especias: dos lugares de nombre parecido, pero distintos (aunque las fotos no les hagan justicia). Lugar de obligada visita (y sucesivas veces) para aprender a regatear y obtener maravillas a precio de ganga (siempre con cuidado de timos y similares). La sensación de sentirse agobiado por los dueños de cada tienda es increíble, pero también es un gustazo poder perderse por las calles de este lugar (no es ninguna broma, que a veces es complicado encontrar la salida)





Otra visita obligada es cruzar el Bosforo en barco. Así se puede visitar la orilla asiática, ver los puentes que unen Europa con Asia, y la torre de Leandro, que se levanta en medio del agua.





Hay infinidad de fortalezas y palacios en las orillas del Bósforo, como por ejemplo, Rumeli Hisari.




Y la lista es interminable, se pueden visitar las murallas de la antigua Constantinopla, o la iglesa de San Salvador en Chora.



Por cierto, aqui os dejo una vista desde la torre Galata, situada al otro lado del cuerno de oro, y que ofrece unas vistas asombrosas de la parte antigua de la ciudad (ampliad la imagen, porque así en pequeñito no se llega a apreciar bien la panorámica).





Dicho esto, debo aclarar que si visitáis Istanbul, nunca debéis volver sin haber probado el café turco, el té, y por supuesto, fumar una narguile!! Teşekkür ederim (Gracias!!)

2 comentarios:

El soñador elegido dijo...

Yo creo que te has quedado con algo en la cabeza y todavía tienes que ponerlo, para la segunda arte ya

C.G.B. Spender dijo...

jajajaja, bueno, el sitio es tan grande y variado que da para varias partes, pero ahora ando liadillo, a ver si en una o dos semanas cae algo más.

La pena es que ahora estan con unas inundaciones de espanto los turcos!!