16 mar 2008

Roma: La Ciudad Eterna

Hace pocos días que regrese de Roma, por ello voy a comentar en este blog varios hechos que viví en el viaje.

Lo primero es el viaje en avión, ya que era la primera vez en mi vida que volaba, y tengo que decir que al principio, antes del despegue, estaba un pelín nervioso. Lo que más me sorprendió del vuelo fue el despegue, ya que de repente estas parado en la pista y en un momento acelera el avión, dejándote pegado al asiento.

En Roma lo primero que me sorprendió es su forma de conducir, ya había visto y oído algo del tema, pero hay que vivirlo en primera persona para conocerlo realmente. La gente conduce mal, en el sentido que se putean mucho entre ellos, eso sí nadie se queja y los pitidos apenas aparecen, se respetan en el sentido que permiten meterse a los coches. Si esto ocurriera aquí, seguro que habría más que palabras. Otro tema relacionado con el tráfico, es la cantidad de motos, smarts y coches sin carnet, que hay. En cuanto a los peatones se los respeta, pero hay que estar muy atento en los cruces porque hay algunos conductores que no esperan y pasan cuando quieren.

El trato a los turistas es bueno, porque están acostumbrados a ellos. En cuanto a los precios, hay de todo, te puedes encontrar desde lo más caro, sobre todo en las zonas más turísticas como plaza navona, hasta lo barato, pero eso si, hay que saber buscarlo. Estando en Italia lo más común es comer pizza y pasta, pero debido a la globalización que estamos viviendo te puedes encontrar con mcdonalds y demás multinacionales alimenticias. El precio de las pizzas varía entre los 6 y 8 €, pero hay que decir que el tamaño es grande, si comparamos los precios y tamaños de aquí. La zona más cara, en cuanto a tiendas, se encuentra en la zona de la plaza España, te puedes encontrar tiendas de Channel, Armani, etc., pero también tienes otros lugares donde poder hacer tus compras, como la via Corso, calle que va desde la plaza del popolo hasta la de Venecia. En esta calle te puedes encontrar tiendas y puestos de todo tipo, desde las tiendas de Niké, adidas y puma hasta tiendas de regalos o la de Disney. También si quieres tomar algún aperitivo hay distribuidos a lo largo de Roma, varios puestos de comida ambulante.

Turísticamente hablando, Roma tiene muchas cosas para ver, debido a su historia, te puedes encontrar edificios de diferentes épocas, desde el Coliseo y los foros, hasta la Basílica de San Pedro del Vaticano. Yo estuve una semana y a pesar de que ande más esos siete días que en toda mi vida, puedo decir que me quedaron cosas por ver. Lo que más me sorprendió de todos los edificios vistos es su grandeza, no te puedes imaginar el tamaño de los edificios hasta que estas allí, es tal el tamaño que pareces un pitufo al lado de esas columnas, construidas por Miguel Ángel, Bramante, Borromini o Bernini. La que más me sorprendió fue la Basílica de Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, lo que anteriormente fueron las termas de Diocleciano. Me sorprendió porque por fuera la fachada no es como las otras de Roma, espectaculares con sus pilastras y sus esculturas, parecía un edificio que estaba en ruinas. Cuando entras todo cambia, no te imaginas el tamaño de ese edificio y de la grandeza que debían tener las termas en época romana.

Otros lugares para visitar son los museos que hay, como el de Villa Borghese, con varias esculturas de Bernini, los museos Capitolinos, en el Capitolio, con una pinacoteca y con esculturas tan famosas como la loba capitolina, o el espinario. También el palacio Doria Pamphili, con el cuadro de Velázquez del papa Inocencio X. Pero los museos por excelencia, son los del Vaticano, aparte de la Basílica, el Vaticano tiene una gran cantidad de arte expuesto, de todos los siglos y de todas las épocas. La escultura más famosa que se encuentra dentro es el Laoconte.

Algo que me sorprendió del viaje, fue el tema de los vendedores ambulantes. Durante el viaje llovió casi todos los días, por lo que era habitual encontrarse con un tío, de origen indio o pakistani, vendiéndote un paraguas o umbrello, como ellos lo llamaban. Creo que me ofrecieron por los menos 50 paraguas a lo largo de la semana. Lo curioso de esto es que en un día que hacia un sol esplendido, cayó una gota y ya apareció un vendedor con los paraguas, yo no se de donde salían, pero siempre estaban allí.

En conclusión, si puedes ir a Roma ve, no te arrepentirás, por algo se la conoce como la ciudad eterna. Es un viaje imprescindible en esta vida.

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